Beso II

Sandra se lo estaba pasando muy, muy bien. Hacía mucho que no reía tanto, que no se soltaba tanto. Le saltaban las lágrimas y le dolía la boca de mantener la sonrisa en la cara.

Pero hacía calor y estaba algo mareada   por ello, así que decidió salir a tomar el aire y despejar la cabeza. Se disculpó y se estrujó entre las espaldas de los demás y la pared hasta llegar al final de la mesa.

-Voy a tomar el aire un rato. Alguien me acompaña?- preguntó ella.
-Yo- se ofreció Jack con rapidez.
-Gracias- se le escapó una sonrisa.

Le esperó hasta que se liberó de sus amigos que le pedían salir de su sitio.

-A ver qué vais a hacer vosotros dos solos eh?-dijo León.

Ellos sonrieron incómodos y bajaron las escaleras. Llegaron hasta la entrada y abrieron la puerta al exterior. Por fin ambos despejaron de golpe gracias al aire frío.

Había mucha gente alrededor, aunque no eran tan agobiante como dentro. Aún así las voces eran igual de molestas.
-Vamos a dar una vuelta.-dijo Jack.- Aquí sigue habiendo demasiada gente.

La empujó ligeramente volviendo a tocarle el bajo de la espalda. Esta vez sin embargo, ella no llevaba abrigo. Jack notó la piel caliente de Sandra que contrastaba con su mano, fría. La dejó allí, como si en tan poco tiempo se hubiera familiarizado con el cuerpo de ella. Sandra no se inmutó.

Caminaron hacia la parte de atrás de Fomento, la zona que daba al puerto.

Con cada paso Jack notaba cómo las caderas de Sandra se movían, derecha, izquierda, derecha, izquierda… Hasta que se quedó parada a la vuelta de la esquina. Se giró hacia él y le miró directamente a los ojos.

Y no necesitó más.

Se acercó a ella y la apretó contra la pared del edificio. Su cuerpo estaba totalmente pegado al de ella, las manos de él apoyadas en la pared para poder acercarse a ella sin caerse. Sus miradas no se habían despegado la una de la otra, y la de ella ya no era tímida.

Jack no se hizo de rogar por más tiempo.

Sus bocas se encontraron a medio camino. Él le mordió los labios, jugueteando con ella. Ella se estremeció ante su contacto y soltó un suspiro tembloroso. Sus rodillas estaban moviéndose sin ella poder controlarlas, por lo que agradeció la pared en su espalda. Aún así su mirada segura no desapareció.

Ella fue más suave y le besó en el mentón, notando su olor a colonia y su propia esencia toda mezclada, el mismo olor que el de la chaqueta que él le había dejado aquel día en la playa. Ahora le tocó a él sentir las repercusiones de ese beso.

La mano de ella se escapó de su lado y trazó con su dedo índice el contorno de los labios de Jack. Después le cogió suavemente por la barbilla y le acercó a ella. Sus labios se encontraron de pleno, los de ella suaves y los de él algo rasposos.

Jack notaba su inexperiencia y por ello fue dulce y paciente. Para ser su primero, pensó, no besaba mal, y poco a poco fue notando cómo ella iba ganando confianza. Con la confianza de la chica también aumentaba el calor de su enlace.

Las manos de Sandra se encontraban en su cuello, y para llegar tenía que ponerse ligeramente de puntillas. Las manos de Jack se encontraban una en la espalda de ella, entre los omóplatos, y la otra posada en su cintura, el brazo rodeándola.

Su interior era un fuego compartido, sus bocas tan solo el principio de esa unión del momento. Ambos sentían calor, frío, cada célula de su piel intoxicada con el tacto del otro. Sus labios se separaron pero tan solo para que los de Jack exploraran el cuello, la mejilla, el lóbulo de la oreja de Sandra.

Toda ella se sentía como si el resto de su vida lo hubiera pasado en un sueño y que este momento era el único real. No quería que acabara, no quería acabar su sueño hecho realidad.

Pero Jack se despegó de ella. Le había costado un gran esfuerzo, pero tan solo separó de ella su boca.

Ella le miró con algo que podía acercarse a admiración y… Amor? Quizás se lo estuviera imaginando, era demasiado pronto para ver eso en sus ojos. Pero a pesar de lo que le decía su cabeza, el corazón le decía lo contrario. Sentía una conexión con ella que nunca había tenido con nadie más.

Él la abrazó, apoyando su cabeza encima de la de ella. Ella le rodeó con los brazos, inspirando su olor característico que tanto le gustaba.

No hablaron hasta que pasó un rato. Se quedaron así, abrazados sin importarles el paso del tiempo ni de los que habían quedado dentro del bar.

Ambos se sentían completamente satisfechos en esa isla de felicidad.

4 thoughts on “Beso II

    1. Vale! Pues mañana ya hago las dos entradas correspondientes en relación con las nominaciones! 😊
      Soy una pesada agradecida, pero es que me ha alegrado el día de hoy y el de mañana!! Gracias por enésima vez jaja!

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